La comida chatarra es más peligrosa de lo que crees, podría estar reduciendo
tu esperanza de vida en este momento.
La dinámica del día a día, sobre todo en zonas urbanas, demanda cada vez mayor tiempo para actividades laborales y de traslado, lo que lleva a que las actividades sociales y de recreación se lleven a cabo también, principalmente, fuera del hogar.
Lo anterior ha derivado en que el tiempo dedicado a la comida (tanto a su preparación como su consumo) sea limitado y complicando el procurar una alimentación saludable o balanceada. Debido a ello, muchos han optado por el consumo de comida rápida o chatarra por ser sumamente accesibles y ofrecer amplias variedades.
Seguramente en algún momento de la vida has probado las hamburguesas, hot dogs, pizzas, tacos, quesadillas, gorditas, bebidas azucaradas, entre muchas otras garnachas deliciosas que pueden encontrarse a unas cuantas calles de tu casa, y todos estos comparten un término común que se ha popularizado: “comida chatarra”; este término se atribuye a aquellos alimentos pobres en nutrientes, y de alto contenido calórico, sal y azúcares.
El problema de estos alimentos es el exceso en su consumo. En la actualidad, México ocupa el 1er lugar a nivel Latinoamérica y el 4to a nivel mundial por ingesta de alimentos y bebidas chatarra, con un consumo per cápita de 214 kilos al año; lo que ha influido en colocarse en 1er lugar en obesidad infantil y 2do en adultos a nivel mundial.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en conjunto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el abuso de alimentos chatarra es uno de los principales factores asociados con el sobrepeso y la obesidad (además de la falta de actividad física), los cuales están altamente relacionados con enfermedades crónico-degenerativas como diabetes, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, cardiopatías, dislipidemias, enfermedades articulares y cardiovasculares así como varios tipos de cáncer; y con ello al incremento tanto mediano como a largo plazo de gastos en la salud pública.
Por si fuera poco, de acuerdo con PROFECO, en México menos de la mitad de la población NO considera comida chatarra a productos como papas fritas, refrescos y garnachas, e incluso los consideran nutritivos, lo cuál indica que no sólo se trata de un problema de exceso de consumo, sino también social y de educación, que ha ido creciendo a lo largo de los años.
Pero ¿qué hay realmente detrás de la comida chatarra y por qué la consumimos tanto?
Todo comienza por tu nariz, cuando detecta los olores generados por estos alimentos, envía señales al sistema digestivo, provocando que comiences a sentir hambre (si, puedes culpar a tu olfato por esos antojos). Una vez que ingieres estos alimentos, en tu lengua comienza una mezcla de sensaciones y se produce una molécula conocida como dopamina en el cerebro, la cual produce en nuestro cuerpo una sensación de bienestar, placer y saciedad.
Es por ello que normalmente tenemos antojo de consumir este tipo de alimentos cuando estamos experimentando enojo, estrés o ansiedad. Además, diversos estudios han demostrado que el comer comida chatarra en exceso, hace que nos volvamos adictos a ella (adicción comparada con la que causan la cocaína y heroína).
En la última década, científicos han investigado la relación que existe entre la una dieta deficiente de nutrientes con el envejecimiento prematuro. Para ello, han estudiado a los telómeros, que son sitios que se encuentran en el extremo de nuestros cromosomas (formados por material genético: ADN) y cuya longitud esta relacionada con la esperanza de vida y el estado global de salud, por lo que por medio de ellos se puede predecir la mortalidad, así como las enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
Descubrieron que una dieta de baja calidad, rica en grasas saturadas y azúcares (como los alimentos procesados, bebidas azucaradas y dietas proinflamatorias), al generar moléculas reactivas de oxígeno (radicales libres) conducen al desgaste de los telómeros debido a que provocan rompimientos en el ADN y, por tanto, acortan la longitud de los telómeros, induciendo así, enfermedades asociadas con el envejecimiento.
Tener un estilo de vida saludable, así como mantener un consumo elevado de alimentos ricos en vitaminas A, C, D y E, antioxidantes, Coenzima Q10, así como ácidos grasos omega 3 (EPA y DHA), tales como frutas, verduras, legumbres, pescado y alimentos de origen animal (carne y lácteos); junto con ejercicio físico moderado, podrían disminuir el desgaste de los telómeros, debido al descenso de radicales libres y, por tanto, la reducción en el estrés oxidativo.
Y ya que no siempre es fácil consumir todos los días alimentos saludables, se ha estudiado el uso de suplementos alimenticios para complementar las carencias de nutrientes, encontrando así que su uso, esta relacionado con el mantenimiento de la longitud de los telómeros. Además, el consumo adecuado de suplementos no sólo te ayudará a combatir el estrés oxidativo, sino que también te ayudará a mejorar la salud de tu piel, así como reforzar tu sistema inmunológico, entre muchos otros beneficios más.
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